Por el momento, no
conozco a ninguna madre que no se haya encontrado ningún obstáculo a la hora de
dar de mamar. Y con obstáculos me refiero no solo a las grietas, las mastitis…
o condiciones físicas que puedan aparecer, sino también a discrepancias de
familiares, opiniones de profesionales de la salud, la dificultad de
conciliación, etc. que tampoco ayudan nada a la lactancia materna.
Después de 13 meses de
lactancia, me veo preparada para hablar de mi experiencia, de cómo lo he vivido
y sobretodo, cuáles han sido “mis trabas”. Puede que de alguna manera, pueda
ayudar a alguna madre (o futura) a que no se encuentre en la situación que yo
viví (o si ya se encuentra pueda ayudarle de alguna forma). Ahí va:
Antes de ser madre, tenía
muy muy claro que le daría LM a mis hijxs. Era algo tan importante para mí, que
no había duda. Me había leído artículos sobre el tema, investigaciones, el
libro de C. González “Un regalo para toda la vida”, había asistido a grupos de
lactancia (por las prácticas de la formación de Doula) y realicé una formación de
un fin de semana sobre la lactancia materna en concreto. Por ello, pensaba que
no iba a tener problemas. Sabía que todas las mujeres somos capaces de dar el
pecho y que si una quiere, PUEDE.
Así que, durante el
embarazo volví a remirar el libro de C. González y asistí un par de días al
grupo de lactancia de Manso a ver qué dudas se encontraban las madres.
La noche que nació Mia de
seguida se enganchó al pecho y aunque yo creía que estaba bien puesta… no era
así. Las comadronas durante las siguientes semanas me enseñaron a colocarme a
la peque bien,… pero… no había manera. Era más difícil de lo que yo creía… Y
entonces mi primera traba con la lactancia llegó: aparecieron las famosas
grietas.
Dolían mucho, más bien
muchísimo. Mia era muy demandante en aquel entonces (claro, era recién nacida y
es lo normal) y en los ratos que ella no mamaba yo intentaba tener los pechos
al aire para que cicatrizaran cuanto antes. Pero no era tarea fácil: entre las
visitas a casa de amigos y familiares, mis ganas de salir a la calle y hacer
actividades con la niña… Entonces, me uní al grupo de Facebook “Asesoras de
lactancia online” y “Consultas Alba Lactancia” y me aconsejaron utilizar aceite
de olvida para curar las heridas, otras mamis me dijeron que usara una pomada
especial, otras madres me aconsejaban que utilizara pezonera,…. Y así...
Y allí en aquel mismo
momento, empezó todo.
Cada tarde/noche era un
tormento (justo era el momento en que Mia demandaba más comida, lo normal tmb).
Y para más inri, todo aquello que me aconsejaron no servía de nada, pues yo
seguía colocándome mal a la niña y las grietas no desaparecían, de hecho, iban
a más casi sin darme cuenta y por mi cabeza pasaba una y otra vez bajar a
comprar un biberón a la farmacia. Qué mal se pasaba,… el dolor era horrible…
Axel y mis padres sufrían solo con verme; aun así yo quería continuar y luchar
por una lactancia exitosa. Sabía que podía conseguirlo (al menos pensaba yo
hasta los 6 meses). Si llegaba a los 6 meses ya podría estar satisfecha pensaba
por dentro.
Viendo que seguía igual,
decidí ir al grupo de lactancia a ver si mejorábamos. Ese mismo día me planteé
quitarle el pecho, es decir, mi último cartucho era ir al grupo y ver qué
pasaba…
Entonces el pezón lo
tenía destrozado, saliendo sangre y yo apretando los dientes cada vez que le
tocaba mamar a mi hija. Un show, vaya.
Cuando llegué y Laia (la
comadrona) me vio el pezón, me dijo que le enseñara cómo colocaba a la niña… y
entonces fue cuando me hizo algunas recomendaciones. Con mucho tacto me pidió
permiso para coger a la niña y me la puso al pecho. Y el dolor casi
desapareció…! Increible!!!! Con paciencia e intentándolo varias veces, me
enseñó varias posiciones (en vertical y tumbadas para poder darle mientras
colechábamos). Eran las que más utilizaba, pues eran las más cómodas para mí y
la niña.
Entonces me di cuenta de
los errores que cometía. Que eran:
- - Colocar a la
niña muy arriba. La nariz de ella debía de quedar a la altura del pezón, con lo
cual, tenía que bajarla bastante.
-
- - No acercarla lo
suficiente. La niña tiene que estar literalmente pegada a ti, con la boca bien
abierta. A mí me parecía que se ahogaba, pero os prometo que no. Respiran
perfectamente.
Laia me dijo que en 3
días las grietas se me curarían la colocaba bien. Y dicho y hecho. ¡Ahora la
lactancia sí que la podíamos disfrutar! ¡POR FIN! Vi la luz y en casa todo iba
genial!
Entonces Mia ya tenía 15
días.
Fueron pasando los días y
yo todavía no le había ofrecido a Mia un chupete (por aquello que dicen que
puede interferir en la lactancia, y dado nuestro comienzo…). Y cuando cumplió
los 20 días se lo ofrecimos, pero claro… lo escupía de seguida, con una técnica
magistral xD
Así que decidimos no
ofrecérselo más.
Entonces, un día, empecé
a notar algunos pinchazos en el pecho izquierdo. No le di importancia ninguna,
pues pensé: tal y como han venido, marcharán….
Pero no fue así y los pinchazos
cada vez fueron a más. Volví a ir al grupo de lactancia (¡Ai!, ¡No sé qué
hubiera hecho sin él! Gracias, gracias, gracias!) y me recomendaron tomar
Lactanza Hereditum (un probiótico que ayuda a la flora de nuestro organismo),
mis comadronas de Néixer a Casa también me lo recomendaron. Y también me
recomendaron otras cosillas más naturales como: la hoja de col, vaciar bien el
pecho, aplicar agua fría antes de la nota, etc…
Pero nada de aquello
hacía efecto, y los pinchazos cada vez eran más fuertes. Dolía mucho cuando la
niña mamaba y empezaba a ponerse una zona del pecho roja.
Una noche, con 39 de
fiebre, fui de urgencias al Hospital Sant Joan de Deu para que me vieran y me
dijeran qué tenía. Pero todo el personal que estaba aquella noche de guardia (y
me sabe mal decirlo) no tenían ni puta idea, hablando mal y claro. Pues me decían
que aquello era la subida de la leche (¿eing?, ¿En serio? La niña a punto de “hacer
la mili” y ¿ahora era la subida de la leche?). Les dije, educadamente, que la
subida de la leche fue a los 3 días de nacer mi hija, que no tuve ni fiebre y
que fue estupendamente y la niña tenía un mes. Ellos, erre que erre, me
trataban de madre primeriza histérica y sin experiencia y me decían que me
sacara la leche, que ellos me explicaban cómo se hacía… Yo les dije que ya lo
estábamos haciendo desde hace días y que con el sacaleches me salía muy
poquita… Y ellos insistiendo en que no lo haría bien y que probara de hacerlo
allí mismo. ¿Hola? Si ya me costaba que me saliera la leche en casa, con mi
hija, en tranquilidad,… (que por cierto, por lo visto tmb es normal que cueste
sacar leche con el aparatito xD) De verdad creían que me iba a salir en aquel
momento, a las 4 de la madrugada, a 39 de fiebre y con 4 personas mirándome y
con un sacaleches del hospital? Por diós… yo pensaba que estaban de cachondeo.
Pero NO. Incluso en la ecografía mamaria que me hicieron, no vieron NADA.
En fin, que me esperé a
que me dieran el informe de alta y nos fuimos para casa intentado entender cómo
hay personal sin formación en lactancia en un hospital considerado de los
mejores de España y amigo de los niños.
Durante los siguientes
días fui trampeando con los probióticos, ibuprofenos y ochocientosmil remedios
naturales más: que si arcilla verde, que si ducha con agua fría, que si me
“peino” la zona enrojecida, que si pongo a la niña en diferentes posiciones
(rollo tetasutra)… y así.
Hasta que el dolor era
inaguantable y me visitaron mis comadronas en casa y me recomendaron hacer
reposo (algo un pelín difícil porque Axel trabajaba todo el día fuera y yo me
quedaba con la niña en casa) y me recetaron (por fin) antibiótico.
¡Una pesadilla durante
dos semanas más! Hasta que un día, la zona del pecho enrojecida estaba incluso
abultada… Tenía muy mala pinta y la niña no quería mamar de aquel pecho porqué
salía la leche más salada (debido a la mastitis descomunal).
Mis comadronas estaban al
caso de todo y nos comunicábamos por móvil. Me recomendaron hacer una sesión de
acupuntura. Y así hice.
Al día siguiente de la
acupuntura volví a tener mucha fiebre y el pecho todavía más hinchado de lo que
estaba. Así que la sesión de agujas tmpoco me sirvió de mucho que digamos. Mi
familia estaba preocupada por mí y decidimos ir de urgencias a la Mater.
Después de varias horas
de espera, me confirmaron de que tenía una mastitis y que se había convertido
en un absceso (infección) y que a la mañana siguiente fuera para operarme.
El informe clínico dice:
“…Se objetiva placa
eritematosa de más de 10cm a nivel de mama derecha en UCS y justo alcanzando
areola, muy doloroso al tacto y ligueramente fluctuante. Se realiza ecografía
que evidencia presencia de material heterogéneo sugestivo de colección
purulenta y tabicada de 11cm de diámetro máximo”.
Me vieron hasta tres doctores
distintos, pues todos tenían dudas de si había que operar o no. Hasta que uno
de ellos dijo que sí. Yo estaba muy confundida, la verdad. Y asustada. Mucho.
Después de informarme
sobre el tema, pensé que mi lactancia terminaría ahí mismo, después de la
operación.
Después de lo que había ocurrido,
decidí buscar segundas opiniones y otras vías alternativas, así que al día
siguiente fuimos a un médico de pago especialista en patologías mamarias (recomendado
por profesionales en LM) en el que realizan punciones eco guiadas para eliminar
la infección o ayudar a que no vaya a más (quitar la pus, vaya). Y allí estaba,
con mi madre, Axel y la niña en la zona alta de Barcelona, esperando a que me
realizaran las punciones.
La Doctora flipó bastante
cuando me vio el pecho así. Me intentó relajar antes de empezar con la
intervención porque yo estaba muy nerviosa… Después de dos intentos de
punzamientos, no había manera de continuar (del dolor que hacía), yo chillaba
del dolor y mordía la ropa que tenía en mis manos…. Para que os hagáis una
idea, clavaba una aguja gigante (sin anestesia) en la zona infectada.
¡Otro
show! Yo llorando como una madalena de no poder aguantar aquel dolor y sintiéndome
culpable al pensar que tenía que aguantar por mi hija.
La doctora y la ayudante
diciéndome que no me preocupara y que no pasaba nada por darle biberón a la
niña… “Hoy en día se crían muy bien con biberón”, “Casi ni lo notará”, “Mis dos
hijos están criados con biberón y miden
1,80”, “La leche artificial está muy lograda”... Estas fueron algunas frases de
la pobre ayudante que lo único que intentaba era calmarme, pero que en aquel
momento no me hicieron ni puñetera gracia vaya. Aish… ¡Lo que me faltaba fue oír
todo aquello!
Cuando me vestí la propia
doctora me dijo que no me serviría de nada la intervención que me hacía ella
(las punciones) porqué el absceso era tan grande que ni la aguja entraba. ¡Ay madre!
Recuerdo aquel día como si fuera ayer.
En fin, que ni nos
cobraron la visita y la doctora se “enrolló” y ella misma contactó con la Mater
para que nos atendieran de seguida.
Así que otra vez de
camino para la Maternitat. Cuando el personal me vio me preguntaron por qué no
había acudido a la cita de aquella misma mañana para la operación… Yo no tuve
ni respuesta… Estaba tan hecha polvo, que no quería ni contestar. Al final aceptaron
operarme aquella misma noche. El absceso era tal, que no esperarían al día
siguiente. Así que me pusieron una vía, me hicieron análisis y pude hablar con
el anestesista para decirle que era madre lactante. Por lo visto no había
ningún problema para la peque (que era uno d mis miedos). Recuerdo que durante ese tiempo, tomé tanta medicación que consulté mogollón de veces la página de http://www.e-lactancia.org/ (¡es perfecta! Porque incluso me encontré con personal sanitario que no la conocía y tenían dudas de lo que podía tomar o no dando el pecho y allí lo solucionaba todo).
El nombre del
procedimiento que me realizaron fue: “Drenaje absceso por mastitis resistente a
ATB”. Que consistía en una incisión, drenaje y lavados. Me explicaron que
saldría del hospital con un pen-rose, por el cual saldría toda la suciedad y en
casa/mater haría los lavados.
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Risa falsa. Justo antes de la operación xD |
A las dos horas de llegar
al hospital entré al quirófano (sobre las 20h de la tarde) llorando y pidiendo (más
bien suplicando) que la incisión me la hicieran más arriba del pezón para que
la niña pudiera seguir mamando luego. El cirujano me decía que era
mejor hacerlo en donde empieza el pezón porque es más estético. Y yo les dije
que no era actriz porno, que yo no vivía de mi cuerpo y que me daba exactamente
igual la cicatriz que pudiera quedar. Cerré los ojos con esa sensación de “no
me van hacer ni caso”.
Cuando desperté estaba en
la habitación con mis padres y Axel y la peque de seguida pudo mamar del pecho
que no estaba vendado. Me agobié mucho pensar que la niña tendría hambre
durante la operación y el post-operación y yo no poder estar ahí con ella; pero
durmió tan ricamente durante todo el rato (qué listos son los bebés ¿verdad?).
Sobre las 23h me dieron
el alta y aquella misma noche pude dormir en casa.
Ilusa de mí, pensé que ya
había pasado todo y que a partir de entonces todo iba a ir estupendamente. Pero
no fue así… Más bien al contrario…
Pero bueno, eso ya os lo cuento en el siguiente post, que me enrollo demasiado. xD