Siempre he tenido muchas
ganas de sentarme frente al ordenador y escribir la crónica del parto de Mia,
pero me sorprendo a mi misma de que todavía no lo haya hecho ¡y no es por
perrería! Porqué me he dado cuenta, desde que he tenido a la peque de que no
tengo tiempo para mí, y siempre hay algo más importante que hacer que ponerme a
escribir la crónica. Pero he intento sacar un hueco y aquí estoy…
El lunes que viene hará
un año de aquel inolvidable día!!! Arrrggg ¿UN AÑO? Ahora entiendo aquello que
tantas veces me han dicho de que crecen volando…. ¡Tienen toda la razón!
Bueno, pero aquí estoy
para contaros cómo ocurrió todo…
Muchos sabéis, que cuando
estaba de 37 semanas, en la última ecografía de control, observaron que Mia
“era pequeñita”, algo que no me sorprendió porque ni yo ni Axel somos muy altos
la verdad… Somos más bien, la media española. El caso es que los sanitarios
creyeron oportuno que me hicieran control cada semana para ver cómo era la
evolución…. Y yo accedí tan feliz, sabiendo que todo marchaba bien.
Cada miércoles que iba al
Hospital de la Maternidad era un infierno, me hacían mogollón de daño durante
las ecos y me metían un miedo horrible en el cuerpo, hasta tal punto de salir
llorando cada 2X3. Que si la niña tiene percentil 10, ahora 6, ahora 15,…
¡Incluso me propusieron volver a la semana siguiente para provocarme el parto,
con la excusa de que sería mejor para Mia, ya que “a fuera” crecería más). Y me
negué en rotundo… Pues los propios sanitarios me dijeron que la placenta estaba
perfecta, que la niña iba creciendo (aunque para ellos poco) y que el alimento
le llegaba. Así que, ¿No era mejor esperar a que ella decidiera cuando nacer?
tercer trimestre embarazo
Después de consultar con
mis comadronas (de Nèixer a Casa) y valorar los pros y los contras de todo
aquello… Decidí no volver a la Maternidad nunca más xD (aunque luego en un
futuro no muy lejano tuviera que volver y por partida doble, así es el Karma y ya
contaré la razón en el próximo post xD ). No fue una decisión fácil, más si la
familia está en contra y demás. Pero por suerte, mis compadronas y Axel me
apoyaron en todo.
Así fueron las últimas
semanas antes del parto… Bueno, así y de los nervios con tanto Watsap de
amigos/familiares/conocidos/compañeros que no paran de preguntar si ya te has
puesto de parto o no. Me crispaba, y mucho. uf
El caso es que fueron
pasando los días, y las semanas y a mí se me hacía eterno…. Y Mia, my Little
teacher, ya queriendo dar lecciones desde la barriga, se hizo de rogar (nació
de 41 + 5 ) y me enseñó que las prisas no son buenas.
TAPÓN MUCOSO
La última semana de
embarazo, me encontraba fatal… no quería ni salir a la calle y tenía tantas
ganas de ponerme de parto y por vivir la experiencia, que cada vez que iba al
WC miraba a ver si expulsaba o no el tapón mucoso (sí, estaba paranoica perdida
y cualquier cosa, pensaba que ya estaba de parto). Por las noches, cuando no
podía dormir, me ponía a mirar por internet cuáles eran los síntomas de inicio,
cómo eran las contracciones, etc… jajaja ahora me río pero era algo que me
obsesionaba.
En casa, repasaba el
material para el parto, miraba y remiraba el libro de “Postparto seguro”, me
preparaba el plan de parto (por si finalmente nos trasladáramos al Hospital),
me miraba en el espejo y no me reconocía (no me extraña, llevaba 19kg de más…
ai madre!!)
último día de piscina pre-mamá
Limpiaba como una loca y
ordenaba todo lo que me encontrara. Hasta que un día, cuando fui a hacer uno de
los 10.000 pipis del día, TACHÁN! Allí estaba parte del tapón mucoso!!! Qué
emoción no me lo podía creeer…. Y de la felicidad me puse a hacerle fotos y a
pasársela a todo cristo: Axel, mi madre, mi cuñada,… Efectivamente, las
comadronas me afirmaron de que era el tapón mucoso, pero me recordaron que el
parto no tenía por qué ser inminente…. Y dicho y hecho, para ponerme de parto
todavía faltaban unos días….
PRÓDROMOS
Todavía recuerdo, una
noche muy calurosa, que no podía dormir y no paraba de dar vueltas en la cama,
mientras Axel dormía como un tronco sin enterarse de nada… Me entraron dolores
muy fuertes en la barriga, como cuando me tiene que bajar la regla. No le di
importancia e intenté dormir, pero no pude y al día siguiente estaba fatal,
claro está.
La noche siguiente, otra
vez así, con dolores muy muy fuertes que iniciaban de noche y paraban por arte
de magia por el día. Y yo, en casa, apolillada y más sola que la una porque
todo el mundo trabajaba. Así estuve nada más y nada menos que 3 días!! Ahora
sé, que aquellos dolores de regla, eran los famosos pródromos, las
contracciones pre-parto.
La noche del viernes día
17 de abril fue la peor de todas. Mientras Axel dormía, yo iba contando las
contracciones que tenía con la ayuda de una app. Estaba emocionada de saber que
cada vez faltaba menos, pero a la vez rabiosa por no saber en qué momento
exacto iba a empezar todo.
Las contracciones eran
estables pero poco intensas, es decir, del 1 al 10, el dolor era un 3.
Hacia las 4 de la
madrugada contacté por watsap con mi comadrona para explicarle como me
encontraba y ella me llamó para hablar, tranquilizarme y escuchar cómo eran las
contracciones.
Roser y María (las
comadronas) se presentaron en casa a primera hora de la mañana para verme, pero
de nuevo, con la salida del sol, las contracciones fueron desapareciendo…
Ellas, me propusieron hacerme un tacto para comprobar de cuántos cm estaba y yo
accedí como loca… ¡Necesitaba saber algo! Y para mi sorpresa…. Estaba de 1 cm!!
Así que mi gozo en un pozo. Lo primero que pensé fue que mi parto iba a ser “el
de la burra”. Esto me entristeció, porqué además Axel se quedó en casa
(perdiendo un día de trabajo, y ya se sabe que los autónomos no se ponen nunca
enfermos Xd ). Las comadronas me recomendaron descansar, pegarme una ducha y
relajarme. Y eso hice. Primero ducha, luego intentar dormir (que no había
manera de los dolores) y luego ya me puse a cocinar y con mi pelota de
esferodonimia viendo la TV.
ROMPO AGUAS
Casi sin darme cuenta,
los dolores iban a más, pero yo ya no sabía si llamarlas otra vez para que
vinieran o no (por si otra vez me decían que estaba de 1cm y para no hacerlas venir, pobres. jajaja).
Me senté en la mesa con
Axel a comerme un plato de espaguetis a la napolitana..… (Último antojo que
tuve, jijij) Y durante la comida… escuché y noté un ruido enorme y de golpe… un
líquido calentito me caía por las piernas. Axel también pudo escucharlo y nos
miramos emocionados ¡Había roto aguas! Aquí ya sí que no tuve ninguna duda de
que el parto había iniciado ya…
A partir de entonces, me
cuesta recordar algunos momentos, pero con la ayuda del escrito que me hicieron
Roser y María, recobré la memoria. Jajajaja ¿Qué curioso, no?
Nada más romper aguas, me
limpié y las contracciones se hicieron insoportables, hasta tal punto de no
moverme de la cama para nada. Mientras Axel me abanicaba con las almohadas
(tenía una calor horrible y me desnudé entera) el me preguntó que qué hacíamos?
Y yo ni le contestaba jajaja
En ese momento me olvidé
del móvil, del reloj, del día… y de TODO. Solo me concentraba en las “olas” de
contracciones, con los ojos cerrados en todo momento.
en mi mundo (dilatanado)
Entonces pedí a gritos
que vinieran las comadronas y Axel se encargó de llamarlas. No sé cuánto tiempo
tardaron, pero en un momento las tenía en casa. Yuju! Me relajé un poco.
Nada más verme, una de
ellas, no recuerdo quién, me dijo: “Ui! Que no nos dará tiempo a montar la
piscina!” y pensé: ¿Quéeeeeeeeeee?, ¿Yaaaaaaaaaa?!!!!!! Me dio un chute de
energía increíble escuchar aquello.
Así que en la cama,
empecé a empujar, de forma innata (nadie me dijo que lo hiciera, pero me salía
solo) inconscientemente e involuntariamente. Entonces, entré en la piscina de
partos que ya habían montado (yo sin cuescarme de nada, me explicaron una vez
ya había nacido Mia, que tuvieron un show para montarla, pues lo que conecta el
agua se había soltado un par de veces, inundando el baño… jaja).
Cuando entré en
la piscina ¡fue gloria bendita! Las contracciones eran mucho más soportables y
podía descansar algo más. Aun así, eran muy intensas y rítmicas. Las
comadronas, con mucho cuidado, auscultaban las pulsaciones de Mia con un
aparato que colocaban en la barriga cada dos contracciones, creo. Y recuerdo
que en algunos momentos, ponían agua calentita dentro para mantener la
temperatura. Se estaba tan agustico…. Cada vez que pasaba una contracción yo
pensaba “una menos”; “una menos”; y así…. Recuerdo también que Axel me ofrecía
agua constantemente… ¡tenía mucha sed!
PARTO
En la piscina empecé a
cambiar de posturas, según como me dolieran menos. Recuerdo gritar de dolor y
pensar en los vecinos (menos mal que estaban todos avisados y nadie llamó a la
policía) xD Tenía la sensación de dejar sordos a todo el mundo y que me
escuchaban desde la otra manzana.
Axel no se separó de mí, yo
le cogía de las manos con una fuerza sobrehumana cada vez que tenía una
contracción. Todavía hoy nos reímos cuando me dice que le hacía daño cuando le
apretaba y que no sabía de donde sacaba aquella fuerza. Jajaja Sinceramente, ni
yo, después de estar 3 días sin dormir…
Roser y María me iban
mirando con una linterna en algunos momentos, hasta que dijo que ya se veía
pelito… ¡Bravo! Bueno, en realidad dijo… “Veo un mechón” y es que Mieta nació
con una buena peluca (no lo dudábamos, era nuestra). Axel pudo verlo con la
ayuda de un espejo y yo no quería tocarla, ni mirar, solo quería que naciera de
una vez…. A partir de aquí, viendo que pasaba el tiempo (lo sabía porque por el
filo de la persiana se estaba oscureciendo), me empecé a enfadar y recuerdo que
no paré de decir palabrotas… de tipo: joder, me cago en la p.., mierda… y
alguna más… AI! Qué vergüenza…
Se me hacía largo y yo solo quería tenerla en brazos, así que está justificado,
¿no?
EL EXPULSIVO
Decidimos salir de la
piscina un rato y sentarme en la silla de partos que trajeron las comadronas.
Tenía forma de U y no me pareció tan cómoda como la piscina. El caso es que en
cada contracción Mia iba bajando con más rápido. Mis contracciones tenían más
fuerza fuera del agua, que dentro así que allí me quedé…
Roser me puso un espejo
frente la vagina y pude ver un poco de cabeza… Simplemente eso, hizo que se me
fuera el enfado y me volviera otra vez el chute de energía (¡gracias querida
oxitocina!). Cada vez que empujaba salía un poquito, y otro poquito… y lo podía
notar perfectamente…poco a pocoa… hasta que yo misma pude tocarle la cabecita.
¡Qué sensación! Buuff….. se me llenan los ojos de lágrimas al recordarlo….
Entonces Roser me dijo
que intentara empujar más a poco a poco (ahora sé, que lo dijo por mi bien,
para proteger el suelo pélvico), pero claro… una ya estaba hasta el moño y
quería parirla de una vez, así que no hice mucho caso y en la siguiente
contracción apreté con todas mis fuerzas… y…. PLOF! Nació Mia de golpe!!! (no
sacó la cabeza primero, y luego los hombros y luego el cuerpecito, NO, de golpe
ENTERA. Jajaja)
Nació tan rápido que se
escurrió casi por el barreño que teníamos debajo. Roser cogió a Mia y me la
puso en brazos. ¡POR FIN!
Bueno, la parte cursi
viene ahora…
Me puse a llorar como una
loca, a tocarla y abrazarla… a temblar de la emoción… Axel y yo nos besamos y
entre lágrimas (los dos) nos reíamos y llorábamos a la vez de felicidad. Mia
también empezó a llorar y se hizo caca encima de mí (esto no es tan bonito
jajaj)
Le di las gracias a las
comadronas y me volvió otro chute de oxitocinaaaa….. Miraba a Mia y me parecía
perfecta!! Y es que, después de todo el miedo que me metieron en la Mater, mi
hija ESTABA PERFECTA. Pesó 2,740 kg y midió 50 centímetros de puro amor. Y nació el 18 de abril del 2015 a las 20:46h.
(hora Champions como dice papi).
Me ayudaron a tumbarme en
el sofá que tenía detrás y nos tapamos con una toalla que tenía preparada para
la ocasión, muy suavecita.
Axel, Roser y María se
pusieron a recoger todo: la piscina, la silla, los empapadores… Mientras Mia y
yo nos enamorábamos por segundos, nos mirábamos, nos besábamos,…
Una vez dejó de latir el
cordón, Axel lo cortó y esperamos a que expulsara la placenta (creo que fue
unos 10-15 minutos más tarde).
Yo estaba eufórica y no
paraba de hablar, me puse a comer donetes y a dar órdenes en plan: “Axel vigila
las pizzas”, “Axel tráeme aquello”, “acércame lo otro”;… ¡Pobrecito! Se portó
como un rey!! Me cuidó mucho y supo estar en TODO MOMENTO. GRACIAS, GRACIAS Y
GRACIAS. SIN TI tampoco hubiera sido posible papi!
Antes de que se marcharan
las comadronas, me cosieron unos cuantos puntos (porqué en el último pujo me
desgarré, soy una bestia!) y me pegué una buena ducha que me sentó de OLÉ.
Esperaron a que hiciera pipi (es muy importante hacerlo por lo visto) y a que
Mia se enganchara al pecho.
Mientras me cosían, Mia
estaba haciendo piel con piel con Axel y aquella noche dormimos los 3 juntos
haciendo piel con piel.
Nos despedimos de las
comadronas hasta el día siguiente, que volverían para hacer control (así
durante dos semanas).
Me resulta curioso mi
parto: 2-3 noches de pródromos, 7 horas de dilatación y 4 de expulsivo. LAAARGO,
MUY LAAAARGO, intensto… Pero para nosotros, precioso!!! Repetiremos seguro J
Bienvenida al mundo
MIA!!!!!!